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Explosión de color con leche, colorante y jabón

Materiales:

– Colorante alimentario líquido (de al menos tres colores distintos).
– Un plato (un poco hondo).
– Leche.
– Jabón quitagrasas (el del lavavajillas, por ejemplo).
– Un bastoncillo (para los oídos).

Procedimiento:

Primero, vertemos un poco de leche en un plato. La leche puede ser entera o desnatada, pero tenemos que tener en cuenta que el efecto en cada una de ellas será diferente. Podemos probar poniendo cada una en un plato para ver la diferencia o simplemente coger la primera que encontremos en casa.

A continuación, echamos un par de gotas de cada colorante en el centro del plato, lo más juntas posible pero sin echar unas encima de otras.

Después, cogemos el bastoncillo y probamos a tocar el centro del plato con un extremo. Como comprobaremos, no ocurre nada. Ahora, mojamos el otro extremo en jabón y volvemos a tocar el centro.

Esta vez sí, los colores empezarán a moverse rápidamente, alejándose de la punta del bastoncillo, dibujando formas variadas. Si seguimos tocando, aparecerán nuevas figuras y mezclas de colores. Aquí es donde los niños se lo pasarán en grande intentando elaborar el mejor diseño.

Explicación:

Además de servirnos como base en blanco para nuestro «dibujo», la leche consigue que los colorantes no se disuelvan en ella gracias a las grasas que contiene, las cuales los mantienen concentrados. También actúa aquí una de las principales características del agua, la llamada tensión superficial.

Este vistoso efecto se debe a que el jabón es un repelente de grasas y, puesto que los colorantes suelen contener grasas animales, los repele una y otra vez. Además, al introducir el bastoncillo en la leche rompemos la tensión superficial, lo que facilita la rápida separación de los colores.